
Que golpe tan dulce y sutil
le has dado a mi día, pasado,
si vengo a encontrarte abrazado
a un 28 de abril que pasó.
Que dulce que sabe el amor,
añejado en tu joven memoria.
No recuerdas momentos sin gloria,
ni esas lágrimas que dijeron que no.
Si Guardamos la espada enero
sin tomarnos las vacaciones,
aún me queda ese mar de canciones
donde suele llenarme el calor
de un recuerdo que es satisfacción,
que es tesoro y es providencia,
que es escuela del sol, es paciencia
y que por lo que fue, es que hoy soy.