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28 febrero, 2014

¿Vendrás?

¿Vendrás? me pregunto, ¿Vendrás a buscarme, es decir... ¿a leerme??

Algo de mi desea que No y me condena, hasta el final de los días, a desconocer si tus ojos siguen siendo sinceros, o si las lagrimas  y el tiempo les enseñaron a ocultarse o a fingir. ¿habrás aprendido las señas del truco?
Por algún motivo ese lado que me empuja a escribir, desea que tus ojos se le nieguen a mis letras, como si la distancia no fuera castigo suficiente y el corazón mereciera sufrir un mayor tormento.
¿por que será que me condena? ¿ Me condenarían tus labios, si pudieran?.

A la vez, la mano que se niega al lápiz y al papel espera dulce y tontamente que Si. espera que tus ojos me lean y comprendan que aunque este febrero llueve mas, y las canciones se han vuelto mas bonitas... Aunque nos neguemos a escribirte, aún llamamos por tu nombre al amor.

¿Y yo?, aquí en el medio, sin jugar en ningún bando. Profundamente maravillado (y agradecido) porque al verte, las ventanas por las que salía a escribir por las tardes, se han abierto nuevamente.

Tengo tantas preguntas y tan poco tiempo...

¿ Vendrás?  me pregunto, ¿vendrás a leerme?



18 febrero, 2014

Contra Reloj

Que vacío luce el mundo
de las comunicaciones
tan silencio de canciones
tan falto de risas y besos.

Que tristes los corazones
que en una fría pantalla
se dan solo a la batalla
de la imagen y el color.

Sin abrazos, no hay calor
que entibie un poco el invierno,
qué vamos a hacer si el infierno
de nuevo se nos adelantó.

Ni flores, ni mariposas
ni gorriones con su canto.
Nacen pocos, mueren tantos
y va la vida a contra reloj.


16 febrero, 2014

Tango en Abril

Que tristeza tendrá el tango
que vuelve otra vez a nombrarte,
para qué, si el recordarte
es hierro frío de puñal.

Cae la lluvia y el parral
extraña tu canción
de mate amargo

Un bandoneón habla de ti
y este cuarto día de abril
se me hace largo.

Maldición del dos por cuatro
que pinta de gris el raso
de mi cielo,

y estoy ciego de buscar
otros besos que me sirvan

de consuelo


06 febrero, 2014

Para hablar de ustedes...


Hoy que tomo mates tranquilo, escucho a Clapton y fumo narguile me pongo a pensar... si quisiera escribir para contar algo de ustedes ¿cómo lo haría?

Podría ponerme a contar algunas historias, si, pero eso me llevaría mas tiempo del que dispongo. O podría medir cuantas suelas hemos gastado andando juntos, pero para qué vamos a hablar de distancia, si entre nosotros "distancia" no es más que una pobre palabra.

Entonces, ¿cómo medirnos? porque si nos ponemos a contar en brindis, van a decir que somos vanidosos, pero si lo medimos en arrestos, van a decir que somos modestos.

Me tomo otro mate... "I'm drifting and drifting" dice Eric...

Ya lo se... si quisiera darnos una justa medida debería contar las risas, lo abrazos, los brindis, las canciones y a eso sumarle las noches de hospital, las madrugadas de velorio, las lagrimas secadas con el hombro y los silencios. 

Si, definitivamente hay que sumarlo todo, aunque en la vida de otro algunas de estas cosas puedan restar, la verdad es que en mi vida, cada momento difícil solo ha sido una excelente excusa para volver a confirmar que cuento con ustedes, y siempre, de una manera u otra han logrado sacar lo mejor del peor de los momentos.

Y miren que se muy bien que no siempre sale todo como lo planeamos, y que algunos de ustedes aparecieron mas por accidente que por otra cosa, pero, a bien o mal, acá estamos, esperando el fulbito de las 10:00, la pizzibirri de los domingos, el recital de los Rolling en Bs. As. o la giri en el paseo de la salud.

El barba me debe tener entre sus favoritos, porque si tener uno o dos amigos es bastante para sentirse con suerte por toda una vida, contar con todos ustedes, mas que fortuna, es un milagro.

Gracias a ustedes, y a la vida por dejarme elegirlos.

Nos brindemos alguna noche y que sea rock.


03 febrero, 2014

Me enseñas.

Qué manera tienes, de enseñarme,
que nada puede ser mas importante
que tomar tu mano por un instante
y escucharte reír tan dulcemente.

Entre el ruido y las quejas de la gente,
tu nos das la paz como consejo
ya quisiera este escritor llegar a viejo
con la inmensa claridad que tu profesas.

Los santos y el Dios al que le rezas
llenan la sala de espera y los pasillos
y hay un coro de gorriones amarillos
cantando en la ventana de cuarto.

Y entre tanto dolor, Dios sabe cuanto,
tu nos mandas a comer y a descansar,
que  manera tienes, de enseñarme,
que la vida, como todo, ha de pasar.