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20 diciembre, 2010

Mi mejor opción

No sabes como la tristeza
le teme a las dulces palabras
y a la ternura con la que me hablas.
Que poder encuentro en tu vos

Y las penas se esconden del sol
que encandila desde tu sonrisa,
y se vuelve huracán esa brisa,
de tu aliento en mi oído. Mi amor,

se ha vuelto locura y el cielo
ocultó hoy todas las estrellas,
porque incluso al verlas tan bellas
no puede compararlas contigo.

Y perdona si esto que digo
supera el justo comentario
pero soy “tu” en el epistolario
de este ciego y febril corazón,

que no deja de agradecer
a tu dios, empleado o amigo
por ponerte entre tantos conmigo,
porque no necesita saber,

si será así la vida mañana,
si hacen falta excusas y excesos,
porque ahogarse en el mar de tus besos
es tan solo mi mejor opción.

14 diciembre, 2010

Escucho...

La nombra en silencio una voz
se susurra la magia en su  oído
solo el viento sabe quien ha sido
responsable de tal desamor


Su reflejo se pierde al andar,
es confuso sentir tanto enojo,
y el cristal que parece llorar
cada vez que lo riegan sus ojos.


Luce en medio de una multitud
pero ella se siente tan sola
va un viaje hacia ningún lugar
cuando el tráfico empuja las horas.

Entender, tal vez entenderá,
perdonar, dudo que sea posible
“con el tiempo se olvida el amor”
no parece una frase creíble

Soledad que parece tentarla
a volverse totalmente loca,
es que debe volver a empezar,
y buscar el calor de otra boca.

10 diciembre, 2010

Se Cierra.















Llegando a final del camino
tantas puestas se abren de nuevo,
cuando el sur se transforma en el cielo
la búsqueda empieza a buscarse.

Si la huella está en animarse,
y la verdad en un vino y dos copas,
el mas dulce lado del camino
es el que va a terminar en su boca.

Hogar de los besos mas finos,
de graciosas palabras sin dueño.
Protectora del ángel de los sueños
cuya risa es mi mejor espada.

Mi ser bañado en polvo de hadas
a extendido sus alas para el viaje
tan simple es despedirse al entender
que no lleva platos rotos mi equipaje.

06 diciembre, 2010

Guerra...

Se opacan los días de sol
¿qué hacer si el guardián de la casa
se a entregado?

Se a muerto al fin la esperanza,
suenan fuertes trompetas, la guerra
ha comenzado.

Y en lo oscuro, mi corazón,
ve secar sus lagrimas rojas
en la armadura,

que un día jurara enterrar
pero que ha vuelto a utilizar
contra natura.

Cuesta tanto comprender
que incluso perdonar
es solo un eco.

Y ese río familiar
que ayer inundó de amor
muere seco.