Le duelen al Tilo los otoños
y no sabe ocultar su sentimiento
se desnuda de tristeza, con el tiempo
va tiñendo de amarillo la vereda
El viento que al soplar tan solo enreda
su penar con el de otro árbol vecino
y ha cubierto de a poco los caminos
con la amargura de extrañar la primavera
No le da más el sol por la mañana
esa calida esperanza entre dormida
ya no cantan los gorriones en sus ramas
la vida optó por jugar a la escondida
Desespera, pues no es libre de moverse
enraizado nace y muere su destino
adornando, prados, parques y caminos
enmudecido prisionero de la tierra
Pero como todo, lo que comienza termina,
fiel testigo de la historia y de mis años;
verás como, en cinco meses, el engaño
de la muerte ha de transformarse en vida
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