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03 enero, 2012

Un Momento

El frío en los pies, el calor en el suelo... y esa sensación (imposible de describir) que nos recorre el pecho cuando sabemos que estamos frente a la otra parte.

Ni puntos en falso, ni brillo en los ojos. solo una voz que desde el pecho gritaba, "Mírala, es ella".

Tardan un poco mas en ver los ojos que el corazón, pero pueden finalmente ver lo que les indica si se lo proponen.

Y allí estaba ella, brillante como el mismo sol,  y a la vez opaca como el fondo del mar que la besaba. Sus ojos, perdidos en la espuma blanca desnudaban un alma que jamas había olvidado sus pasos anteriores por esta tierra, por estas playas, por este mar.
Los pies hundidos en la arena, y la lucha entre el calor y el frío que, como siempre, desembocaba en una sonrisa, decoraba una imagen encantadora.

"es ella", le repitió su corazón.

Intentó moverse hacia ella, pero las dudas y el movimiento del mar se lo impidieron. Se detuvo. Nada mas tenía sentido, solo aquella certeza de que el el mundo le volvía a dar fuerza a sus alas.

"es hermosa", pensó, "pero cómo haré para decirle que es ella"

La duda lo invadió nuevamente, y por un momento pensó que todo aquello era una locura. La miró por última vez, dispuesto a cargar con aquella duda y largarse de ahí, pero en ese preciso instante (y porque el universo siempre nos protege)  ella levanto su mirada y sin dar lugar a nada mas, se clavo en sus ojos.

Las olas mecían sus cuerpos, a no mas de 4 o 5 metros de distancia. Querían hablarse pero no era necesario, querían tomarse de las manos, pero sus manos ya se conocían, esta vez era el turno de sus corazones.

Como ocultando algún resto de vergüenza ambos rompieron el encanto de la mirada, al mismo tiempo que una gran ola los mojo por completo.

Inmediatamente volvieron a mirarse, preocupados el uno por el otro, y entonces sucedió.

Como si sus cuerpos dejaran de ser un límite, sus pieles se volvieron una con el mar y las olas fueron el puente para que, sin moverse, se fundieran en un abrazo. Sus ojos brillaron de tal forma que el sol pareció esconderse.

El resto de la gente desapareció, y el vaivén del mar se detuvo para no interrumpirlos.

Se dijeron lo que debían decir, recordaron ese amor que hace vidas compartieran, y sin siquiera tocarse se besaron para siempre en la sal del mar que bajaba por sus rostros.

La luz menguó lentamente, el agua volvió a cubrirlos y la espuma en sus rostros, como una caricia, los devolvió a la realidad.

Continuaron mirándose por unos segundos mas, despidiéndose, con una sonrisa en sus rostros fiel a aquellos que al menos por un instante han descubierto la magia del universo. Cerraron sus ojos, y por un segundo se plantearon la posibilidad de dar un salto de fe, de destruir el mundo, de dejar todo lo conocido atrás... pero sus ojos volvieron a cruzarse.

"El camino es otro, al  menos hoy... el camino es otro"

Sonrieron una vez mas, dieron media vuelta, y caminaron en sentidos opuestos.  El no volteó a mirarla, ella... quién lo sabe.


(A cada instante, la vida, nos da la oportunidad de cambiar todo lo que conocemos. En ese instante mágico un Si o un No, pueden re definir nuestro destino. La magia sucede a cada instante, en todas las cosas, por lo tanto solo debes elegir, te quedas... o no?)

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