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20 mayo, 2013

¿Qué fue de la dulzura de tu voz?

No puedo evitar preguntarme Qué fue de la dulzura de tu voz. Es que me tiene un tanto confundido, sorprendido y hasta podría decir, que me tiene lleno de tristeza.

Si, hace tiempo que no te escucho, pero, ese algo de ti que resuena en los sueño que sueño contigo, ha perdido su ternura, su magia... ha perdido tu color. ¿Habrá sido tan crudo aquel invierno que hoy lo que creo recordar no es mas que un espacio congelado, gélido y duro, acurrucado, (o escondido tal vez) en algún oscuro rincón de tu memoria?

¿Qué fue de la dulzura con que hablabas?, si tu Dios sabe mejor que yo, que hasta enfadada los insultos se disolvían, transformando los gritos en caricias y los reclamos en confesiones de amor.

Tal vez has muerto, al menos eso tendría sentido. Al menos tu muerte y la tristeza de saberte ya sin vida serían una buena explicación para los inmensos esfuerzos que debo hacer cada vez que quiero recordarte.

Porque desde que la dulzura se fue de ti, aquella que eras, y que tal vez solo vive en mis recuerdos, lejos de ser la reina de copas que se contorneaba en cada uno de los cuadros de mi historia, es apenas una difusa y pálida imagen, que sostiene un porta sahumerios que algún hippie te regalara después de enamorarse de tus ojos, mientras me cuenta el mucho frío que pasa en su casa, o  presume de sus botas grises, o me regaña porque los mellizos deben ser rubios.
Pero cada vez me cuesta mas evocarte, cada vez requiere mas y mas de mi memoria y por momentos me descubro mezclando recuerdos, aromas y matices, porque es tan débil esa imagen, que sostenerla un par de minutos se ha vuelto casi imposible.

¿Qué fue de la dulzura de tu voz? ¿qué pájaro maldito apago en su aletear esa hoguera de ternura que eras ante todas las cosas de la vida? ¿qué fue de la dulzura de tu voz?.

Tal vez me conforme con eso de que has muerto, no tu, es decir, no la que eres, si no la que fuiste, es decir, la que recuerdo y que ya no eres, o que has decidido ocultar, solo tu puedes saberlo
.
Pero de ser así, si es que ella a muerto, puede que al mundo que conozco no le queden mas razones verdaderas del amor, y que deba al fin reconocer que los horrores que me acechan desde niño han ganado, pese a todo, esta batalla.

Deberé entonces volver a casa, encender un par de velas negras, colocar unos jazmines secos en el fuego y en un solemne acto de rendición, de angustia (y ciertamente de cobardía), enterrar esa esperanza que guardo en mi alma... Esa esperanza de que el Amor, ESE AMOR, tu amor, sería capaz de reponerse ante todo y que eso bastaría para demostrarle al mundo (al mio) que sin importar cuan dura fueran las pruebas siempre un corazón como el tuyo podría salir adelante... Pero algo le ha sucedido a la dulzura de tu voz, tal vez tu también perdiste aquella batalla.

Está decidido...

Sera un velorio con honores, con ofrendas, silencioso y cubierto de humo de tabaco.

Honores que rendiré al mas respetable corazón que he conocido, ofrendas para agradecerte... Silencio, porque no habrá palabras que que puedan describir ese momento Y tabaco para que en el humo de cada pitada, aquella que fuiste y que aún conservo, se disuelva poco a poco... y así me rendiré, una Tierra rítmica después...y entonces todo (o casi todo) estará perdido

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