Me condena tu voz al recordarme
cuantas risas de guitarra compartimos
y me apena porque no sobrevivió
a la tarde en que nos despedimos.
Quisiera compartirte desde aquí
que la vida sigue siendo una aventura,
ese empleado aún trabaja para mí
y es el bálsamo que todo me locura
con una pizza a la hora de cenar,
o un pasaje gratis en colectivo,
"necesitas tan poco para ser feliz"
es lo mejor que me dejó el estar contigo.
Supongo que te debo mucho mas
que estos versos mezclados por la prisa,
solo espero que al leerlos se te escape,
aunque breve, un destello de sonrisa.
Si sucede así, felicidad,
si no, entonces, lo perdimos todo,
pero ya sé que no has dejado de reír,
porque tu risa aún lo ilumina todo.
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