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17 septiembre, 2015

Hubo un tiempo

Hubo un tiempo, un instante...

Caminaba con los ritmos de la luna y el viento y la lluvia eran signos y mensajes, consejos y reflejos de que todo, absolutamente todo, estaba finamente conectado.

Andaba con los pies descalzos, escribía mas, fumaba menos y las ventanas de la casa siempre permanecían abiertas.

No se me escapaba ni un solo brote nuevo, ni una sola mariposa. Había tantos colores que me faltaban sabbats para agradecer. Se me iba el tiempo entre infusiones y libros de plantas mágicas, las manos llenas de tierra, las suelas gastadas.

Siempre había un sahumerio encendido, una vela ungida, un motivo profundo para detenerme, preparar un baño de romero, y comenzar de nuevo.

Había momentos de silencio y reflexión, lecturas que desvelaban a cualquiera y esas charlas junto al fuego... y los pies frescos en el río.

Tenía tantos motivos, tanto tiempo para verlo todo, tantas costuras en mi mochila y tantos pares de alpargatas gastados....

Hubo un tiempo, un instante... no se qué sucedió, en qué momento me alejé de ese lado de mi alma, pero me siento ajeno a mis ojos hoy.

No puedo reconocer ni mi forma de respirar, pero tal vez, esto sea bueno. No lo se... hay algo profundamente extraño en todo esto y las horas no dejan de consumirse.

Quizás sea bueno recodad que hubo un tiempo, un instante en que podía mirarme al espejo sin temor... quizás sea bueno reconocer, que una vuelta de tuerca después, he vuelto una vez mas a dudar de todo esto.

Dudar de todo... tal vez eso sea bueno... tal vez malo... no lo se.


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