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04 agosto, 2008

Recetas Del Destino

… el que dos caminos se crucen con tal naturalidad es poco común en estas historias, de hecho suena a farsa, a cuento de “extraños”, a verdades que saben a mentiras, a tiempo en el tiempo del engaño,

Esas noches frías de invierno donde la lluvia parece opacar todo, y la niebla le da un tono tenue al fulgor de la noche…
Esas noches donde todo es tan natural como las demás, donde no existe indicio alguno de tal juego, donde todo parece controlado, donde pasa todo ante los ojos y sin tiempo.

Sin razón alguna, incluso sin querer, dos extraños terminaron queriendo, y sin siquiera verse pudieron, por unas horas, ver mucho mas allá…

Tal vez halla sido el humo y las botellas, tal vez la música, el exceso, pero invocaron al Dios de los besos sin ninguna razón en particular.

El tiempo que en sus manos detenían, las caricias y los besos de contado, las risas “son mejores compartidas”, las partidas que de a dos siempre ganaron.
Ni la falta de sueño opacaba el cielo, ni el curioso sol asomando la ventana, ni el tiempo del dolor, ni los agujeros, ni el calor con que sus cuerpos se llenaron.

Es de otro cuento esta breve historia, parece hasta robada de algún drama en la TV, dos extraños que se cruzan y se llaman y se llenan de caricias y placer.

Una cama de mil plazas que era chica, revolución de sentidos, sensación… paz y calma ,“cosas raras”, locos lindos… lo que ni el destino receto.
Razones que no habían y sobraban, pretextos de la noche, algún dolor… el agua que sus bocas no mojaba, pañuelos de resfrío y de sudor…

Un cielo con lunares por estrellas, la luna que en caricias se vistió, el tiempo de dormir que no llegaba, la mañana que abrazados los halló…

Desayuno de risas y de besos, de palabras siempre “locas”, de caprichos de ocasión,… y sus ojos que ya no miraban raro, y las marcas del delirio en el colchón, la mañana que de tarde terminaba, el horario que clamaba por los dos.

Y entre ropas y el desorden de la cama, entre viaje en compañía del calor, y un adiós, un hasta luego, un hasta siempre, un te recuerdo, un te conozco, un tal vez no…

Es de otro cuento esta breve historia, parece hasta robada de algún drama en la TV, dos extraños que se cruzan y se llaman y se llenan de caricias y placer.

Solo sabe quien escribe estas recetas, del mágico efecto que causo, de una noche y un veremos que hoy espera la respuesta de ese mismo escrito.

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