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08 noviembre, 2008

De Saber Sentir la Lluvia

Hay gente que simplemente sabe mojarse cunado llueve. Por eso, cuando el cielo advierte las primeras gotas, corren desesperados a buscar refugio bajo el toldo de alguna tienda… o en el interior de sus hogares.


Por lo general, estas personas definen a este fenómeno climático como aquel que “desarma peinados”… “estropea las salidas”… “ensucia el auto”… “no permite tomar sol”, o simplemente, “arruina los días”…


Y culpan a la lluvia de sus resfríos, y a la humedad de su mal estar interior y cuantos otros achaques..


Pero es lógico, pues ese grupo de gente, “fóbico” al agua que cae del cielo, representa a la mayoría del total de la población…

….


Una vez analizado esto comprendí… después de tantos años, el por qué de esas miradas que se clavan cuando en pleno torrencial alguien camina cantando y mirando al cielo… como si en verdad no cayera ni una sola gota.


Entendí por que la gente ve tan “raro” que a alguien no le interese mojarse… entendí entonces las risas… y las caras de asombro.


Es muy simple… no lo comprenden, por eso no pueden verlo… en su mundo y con todas sus capacidades, no alcanzan a ver el goce del alma de aquel que siente como cada gota se fusiona con su ser a medida que va caminando… no lo entienden, y por eso no pueden ver la dicha de quien siente la lluvia.


Y tal vez sea parte del camino de la vida, o una cuestión de evoluciones… pero me alcanzan los dedos de una mano para contar a aquellas personas que he visto alguna vez gozar cada gota de lluvia como si fuera la última…


Y no pasa por estar loco o no, pasa simplemente por eso de “saber vivir segundo a segundo”…


Si no lo crees, plantéate esta situación… Caminas, sin importar el destino, simplemente caminas… de repente, y sin previo aviso, se descarga sobre ti el peor de los aguaceros… una tormenta de esas que no te permiten ver de una vereda a otra por la densidad de la lluvia…


Entonces te detienes un segundo, y antes de que la primera gota te alcance debes decidir. Puedes refugiarte bajo algún techo y esperar que todo pase… o simplemente puedes seguir caminando y empaparte a más no poder, destrozar tu peinado e incluso arruinar tus zapatos…


Dime que harías…


Si decidiste quedarte bajo un toldo y esperar, solo perderás unos 20 o 30 minutos de tu tiempo, y conservarías todo tu ser con intacta delicadeza. Pero a demás de eso, serías normal, estrías haciendo lo que “cualquiera” en tu lugar haría. De hecho, seguramente te encontraras con mucha gente bajo ese mismo techo, y entablaras (según tu timidez) una simple conversación que tendrá como tema central “la lluvia y sus consecuencias”…


Pero si no es así, siéntete orgulloso de ti mismo, pues llegarás a tu casa empapado y con el pelo hecho un desastre… y seguramente alguien allí te retará y se apresurará a invitarte a secarte, y te dirán (con o sin palabras) “tu estas loco”…


Siéntete bien si lo hiciste, si disfrutaste de la lluvia, si pudiste encontrar la paz y la energía que libera cada gota al estrellarse con tu rostro… eres dichoso, pues en tu locura y tu desprecio por tus zapatos, has aprendido algo que va mucho mas allá de tu cabello mojado, y de las miradas críticas de todo aquél que te ve caminar.

Has aprendido a disfrutar cada segundo de tu vida, llueva o no… pues así como la única manera de disfrutar las risas es aprendiendo primero a disfrutar el llanto… no se puede disfrutar del sol, si no se sabe apreciar cada gota de lluvia, cada chasquido, cada trueno….


Pero bueno… es cosa de locos, pues son pocos quienes en verdad lo ven… así que no te preocupes si todo esto que lees te parece una total ridiculez, simplemente te encuentras dentro de ese enorme grupo de gente, que no sabe sentir una gota de lluvia.

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