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02 septiembre, 2013

Gracias!

Gracias Madre por la magia de las letras con que escribo, por los poemas que leo antes de dormir y por los muchos hombres y mujeres que debieron sufrir oscuros tormentos para que su alma los empujara a dejar ese dolor gravado en versos, gracias también por mis ojos.

Gracias por las muchas manos y las muchas mentes que descubrieron lo anteojos, y por mi oculista, Madre, Gracias.

Gracias por los que hacen música, por los que la comparten, por los que la piratean y finalmente por todos aquellos que hicieron posible que baste con pulsar un botón en mi reproductor, gracias por mis oídos y su afinidad con los tonos menores Madre, Gracias.

Gracias por el pan, no por el pan que como hoy, sino por ese pan que apareció como una idea, como un sueño en la cabeza de ese alguien, sabrás tu cuantos años atrás. Gracias por sus manos que se animaron a hornear esa mezcla de harina y agua, Gracias por el pan.

Gracias, porque no tengo tiempo que perder, porque la muerte nos asecha gracias Madre. Porque si fuéramos eternos no tendríamos motivo alguno, no tendríamos un porqué, no nos quedarían mas ganas.

Gracias por este camino, por quienes lo transitaron antes y por cada una de las bocas y la manos que a besos o a golpes me acercaron a el. Gracias porque me cuidas, porque me escuchas y me permites seguir experimentando de este fantástico regalo un par de minutos mas.

Gracias por esta falta de voluntad, por mi costumbre cotidiana de fallar a mis compromisos, gracias por mi miedo inmenso a la soledad, gracias. Gracias por las dudas, y por las heridas que aún no sé como sanar.

Gracias por ponerla lejos de mi, gracias por salvarla a ella de mi, y a mi de seguir aumentando mi carga haciéndole daño. Gracias por todo este amor.

Gracias por mis plantas, por sus frutos y sus flores, gracias por el viento y por las nubes, gracias por los ojos pobres que me abrazan y por los abrazos ricos que me miran de lejos, gracias por las faltas y por los presentes.

Gracias por permitirme ver, por primera vez, lo afortunado que soy, y permitirme contarlo. No me permitas olvidar nunca lo inmenso de esta bendición que, probablemente sin merecerla, tu me has dado.

Gracias, Madre, gracias.

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