de que el cielo se apague
y la luna ya no alumbre
nuestros caminos?
¿Cómo vamos a vernos
si en las sombras los ojos son
espacios vacíos y los llamados
nos confunden por el eco?
¿Podremos andar seguros,
confiar, aún sin saber, sin tener
esperanza alguna de comprender
qué huella siguen nuestros pies?
¿Correremos el riesgo
de andar a tientas y seguir,
de movernos como ciegos
sin perros guía, ni bastones,
o moriremos de miedo
ahogados de frío
en el mismo metro cuadrado
en que la luz nos abandonó?
...
No lo sé, pero hoy
tal vez pueda,
en el verde de tus ojos,
encontrar una respuesta.
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