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30 julio, 2013

aleuyaR

Es como saltar hacia a atrás por momentos. Como si la Rayuela comenzara al revés, y la piedra y mi zapato no dieran margen de error que me permitiera demorar, aunque sea unos saltos, la caída a la tierra nuevamente.

Del siete al seis y al cinco, de vuelta a los horarios y al colectivo hasta la Rodríguez Peña. Un salto mas, al cuatro de los almuerzos en la oficina, y al tres y al dos de las charlas de sobre mesa en casa... la nada misma.

Nostalgia de un cielo reconocido por algo mas que los sentidos, tal vez un centro que, por primera vez en esta vida (y en todas mis vidas) fue cruzado de lado a lado por eso que todos nombran pero que nadie comprende. Un salto mas, uno, y tierra. El vino con los amigos, los cigarrillos Uruguayos, la sed de besos, y estos escritos... Tierra.

Tengo una profunda certeza de que hay algo conquistado, probablemente no merecido, pero ganado a fin de cuentas. Algo que trasciende a todas las cosas y que difícilmente se pueda explicar con palabras, pero volver...

Decir volver, es decir que todos los que soy (o al menos la mayoría) vuelven conmigo, que hay un atentado constante de la máquina que busca borrar toda marca de esas dos o tres baldosas de paraíso sobre las que me encuentro.

Feroz es la lucha, o tal vez así se percibe desde el lado mas débil, que es el mio, que es el que a duras penas puede hacer algunos intentos, refugiarse en algunos solos de violín, silenciarse en algunas respiraciones bajas, observar.

Sería mejor contar con una AK-47, lo se,  pero la mejor arma que poseo es observar, armoniosamente, activa y pasivamente observar. Desgarrarme de a ratos ante la imposibilidad de derribar a un solo soldado enemigo, horrorizarme de mis horrores, tal vez, hasta encariñarme con ellos, hasta ser capaz de abrazarlos.

Esquivar bombardeos de juicio y tensiones en los hombros que aparecen como grupos comando, saboteando hasta los momentos mas sencillos, y la ira y la mentira y...

Hay algo que falta en el frente enemigo, sus murallas están mas bajas o, al menos desde aquí, se perciben mucho mas vulnerables. Algo a sucedido, algo en su estructura ha por fin cedido, mas a la humedad y al viento que a mis ataques (que son contados con una mano).

Tal vez no todo esté perdido después de volver... al menos permanece en mi boca (y en las bocas de todos los que soy) ese sabor "distinto", ese algo nuevo... Una excusa de Grial que, sin dejar de ser excusa, me empuja un poco mas hacia esa búsqueda que se continúa en la tierra pues a fin de cuenta Cielo-Tierra no son dos reflejos conectados por una serie corta de números, de saltos en un pie.

No me aseguro nada, no me prometo nada, solamente, y esto es una enorme suposición,  la posibilidad de buscar de nuevo ese sabor que no comprendo, ese algo que probé , y entre tanto buscar y tanto volver , por qué no, poder disfrutar del viaje de vuelta.

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