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13 agosto, 2013

Enredados.

No puedo evitar maravillarme de esta tormenta que hemos desatado... has visto cómo hoy nos llueven poetas y canciones, se nos tapan las acequias por las hojas de ese otoño que ninguno de los dos se anima a quemar aún... y acá estamos los dos, nadando entre libros, sueños de libertad y arcanos mayores.

Tiene un mágico proceder el mundo de los sueños (es decir nuestro mundo), porque quién iba a pensar que de tantas tramas que el amor teje a diario, yo justo iba a ir a enredarme con tus ojos, que de todos los ojos de los que me he enamorado, si bien no son los mas lejanos, sin duda son los mas impermanentes.

Impermanentes... es como decir atemporales, aunque no se bien si hay una palabra que los describa, es mas como un verso... como una canción que se escucha bajito, por encima de los ruidos del colectivo, de las charlas de café y las bocinas de los coches.
Es que así, entre todo el espanto de este mundo impenetrable, tus ojos van y vienen a su antojo... se dibujan y se desdibujan, me miran y se dejan mirar, diría que es extraño (porque lo es) pero algo superior rige estas cosas y yo me siento tan a gusto en esa danza, como una hoja feliz que sale a bailar con el viento (Que linda metáfora flaco).

Entonces acá me tenes, entendiendo todo a mitad de un cigarrillo, justo antes del tercer mate de este Martes 13 que me ha puesto sobre mis pies, tal vez por primera vez en muchos años. Porque hay un momento en el que todos los hechos aislados que han sucedido en nuestras vidas se juntan, y entonces todo cobra sentido. En ese momento (en este) me doy cuenta de que todo lo vivido me trajo hasta aquí, para que en este intento sincero de escribir, pueda ofrecerte este puñado de amor en libertad que hoy me puebla, para que no tengas que atarte a ningún destino, para que no tengas que aferrarte a ningún muro en especial, para que simplemente sigas tu camino, sin detenerte a pensar si sos vos, si soy yo, (si es el) o si seremos en algún punto los dos... No, nada de eso tiene sentido.

¿No estas segura de lo que digo, verdad?... bueno entonces te invito a que te pares frente al espejo con tu sonrisa de niña y veas como tus ojos al verte, me ven, y al vernos siguen viajando. Es que eso es lo que sos, una viajera... Timonel de esta nave cósmica en la que vamos todos, y en la que también van algunos y otros no tanto... en fin, una viajera.

Así que acá estoy, reconociendo de a poco los hilos que rodean mi cintura, encariñándome con el cordón rojo que ata mi dedo meñique y que se, que en algún punto de la inmensidad de tu ser también se ata al tuyo.

Y entre tanto tejer y destejer, se me ha enfriado el mate y voy a tener que armarlo de nuevo.
...
Listo, bendito mate... Ahora me pregunto, si el mate se me enfría porque tengo el siempre fijo vicio de escribir o porque de alguna manera vos también te estás robando mi atención... Como sea, arrancamos de nuevo con el mate, después seguimos hablando de mis vicios.






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